La consolidación de las redes sociales como herramientas de socialización ha propiciado una verdadera revolución en diversos sectores, entre los que destaca la industria publicitaria. En permanente renovación de sus estrategias para llegar de forma eficaz a las audiencias, la publicidad encuentra en estas redes un medio que plantea múltiples cambios que se materializan a través de algoritmos y la eclosión constante de nuevos formatos
En el contexto de la Web 2.0 la expresión de opiniones, hechos, verdades y disconformidad forman parte de la comunicación masiva, la cual supone la salvaguarda de la libertad de expresión (Wagner & Marusek, 2019). Aunque esto ha supuesto la apertura de oportunidades para dar voz a la gente en el mundo digital, el discurso de odio y la desinformación han encontrado un medio ideal de difusión masiva e incremental. A través de la red se pueden amplificar discursos cargados de violencia y hostilidad, atacando a personas o grupos por motivos de ideología, raza, nacionalidad, edad, religión, género, orientación sexual y otras características o estatus personales.